Capítulo 17. Nada es gratis.
Amy Espinoza
La tensión en la habitación era sofocante. Contuve la respiración, observando cómo se enfrentaban los dos. Adrián tenía los puños apretados a los lados y la mandíbula tensa mientras miraba con odio a Maximiliano. Pero había algo más en sus ojos: un destello de incertidumbre, tal vez incluso de miedo
Sin embargo, antes de que pudiera pestañear, Adrián se abalanzó sobre Maximiliano y lo agarró por el cuello. Pero Maximiliano fue más rápido. Con un movimiento fluido, le retorció el brazo a Adrián detrás de la espalda y lo estrelló contra la pared.
—Te lo advertí —dijo Maximiliano con voz mortalmente tranquila. —Ahora vete antes de que te mandé a arrestar por agresión.
Soltó a Adrián, que retrocedió tambaleándose, con el rostro rojo de rabia y humillación.
—¿Crees que con esas palabras me vas a intimidar? Tú no eres nadie para meterte en esto.
Maximiliano ni siquiera parpadeó.
—Soy el que está aquí para que no la destroces más de lo que ya lo hiciste.
Las palabras me atrave