Camino a la clínica, Carla se apresuró a llamar de inmediato a Miguel, quien contestó y tomó la noticia con gran preocupación. Miguel se acerca a la oficina de su jefe y tocó apresurado, sabiendo que él estaba ocupado.
—Dame un momento, señorita Chairat —pide Damián y ella asiente—. ¡Adelante! —da la orden.
Miguel entra a la oficina con su respiración agitada. —Señor… es la madre de sus hijos.
—¿Qué pasa con Alice? —Damián se coloca de pie rápidamente—. ¡Habla ya, Miguel! —se alteró.
—Van camino a la clínica, está inconsciente, algo le pasó —responde agitado.
—¡Joder! —Damián agarra su móvil y lo guarda rápidamente—. Detective, hablaremos mañana.
—Como ordene, señor Anderson —la mujer se coloca de pie y sale junto a ellos para luego tomar su camino.
Damián se dirige a su auto junto a Miguel muy apresurado, pero los paparazzis aparecieron de repente, pues esperaban la salida de Damián. —¡Señor Anderson, señor Anderson! —escuchaba su nombre una y otra vez—. ¿Es cierto que será pad