—No soy una mujer que se queda quieta y lo sabes —suelta un largo suspiro, no le agrada cuando él se comporta de esa manera.
—Los herederos Anderson merecen un cuidado especial. Además, te informo que mi padre ya lo sabe porque fue por él que me enteré —dijo, y Alice recuerda al doctor que es amigo del señor Anderson, entonces comprende todo—. Seguramente habrá una reunión en celebración del embarazo.
—Te lo pensaba decir hoy, lo juro.
—Lo hecho, hecho está, Alice —las puertas del ascensor se abren—. Vete con Wilson, que te llevará de regreso al apartamento de tu amigo —le ordena. Lo que más necesita es estar lejos de ella porque le afecta tenerla cerca y más ahora que no es su esposa.
—¡Espera… dame unos minutos\! —pide Cooper y observa cómo él se detiene. Ni siquiera sabe cómo ese hombre está por dentro.
Damián se gira y la mira. Ella se acerca a él muy nerviosa, con el corazón latiendo con fuerza. —Hablemos… —susurra, y él la mira a los ojos. La tentación es demasiada a pesar de los