Alice mira a sus padres, quienes al parecer con la mirada suplican que ella hable con Thomas. Necesitan buenos socios que ayuden al crecimiento de la empresa, y él es el indicado. Aunque Damián tenga más poder y más dinero, el padre de Alice no quiere depender totalmente de él y ser una carga. Ella suspira y asiente con la cabeza.
—Está bien, Thomas, vamos a mi oficina, por favor —ella sale de la sala de juntas y Thomas siente una dicha de por fin poder estar a solas con ella.
Cuando Alice ingresa a su oficina, observa que todo está tal cual como lo había dejado y, de hecho, extraña mucho su espacio, su lugar de trabajo donde su mente trabaja al mil para no estar pensando en cosas que le resten a su vida. Sin embargo, desde que es la esposa de Damián, ha tenido que dedicarle tiempo a su matrimonio y a tantos asuntos que se han presentado.
—¿Estás bien? —pregunta Thomas al cerrar la puerta, percibió que ella no está bien.
—Solo que… cuando te casas la vida te cambia, pero bueno, cambiem