Damián se viste rápidamente, sabe que cuando Miguel dice algo así, las malas noticias son lo más seguro que le dirá. Mientras, Alice se enrolla en la toalla, pero no se asoma. Damián abre la puerta y ve a un Miguel preocupado al que le suda la frente y no sabe cómo hablar.
—¿Qué pasa? —pregunta Damián, terminándose de colocar la camisa.
—Es Dylan, señor… —traga saliva.
—¿Qué pasa con él? —Damián se termina de acomodar y lo mira con desdén.
—No se sabe cómo pasó, pero el oficial me ha llamado para decirme que se colgó.
—¡Sé más claro, Miguel!
—Se ahorcó, señor, y dejó una nota que decía: “Soy culpable”.
Alice siente un escalofrío recorrer su cuerpo.
—¡¿Cómo es posible que eso haya pasado, Miguel?\! Se supone que estaba bajo vigilancia. ¿Qué mierdas me estás diciendo?
—Jefe —traga saliva—, le pido que se calme y que vayamos a la cárcel. El oficial nos espera.
—Damián —lo menciona Alice sin asomarse, ya que está en toalla.
Anderson retoma aire antes de acercarse a ella.
—Dime, por favor,