Capítulo 52. Un plan descubierto.
—¿Es en serio? ¿Por qué no puedes esperar un poco y dejar que mi asistente se encargue de eso? ¿Acaso el helado va a perder su sabor por qué en vez de comprarlo yo mismo envíe por alguien por él? —preguntó sin poder creerlo.
Tamara, con voz caprichosa y haciendo un puchero, que removió el deseo de Xavier en su interior, le respondió.
—Es que tengo antojo irresistible de helado de chocolate con granola, que no voy a poder dormir si no me lo como, pero enviar a alguien a buscarlo no es igual.
Xavier levantó una ceja con sospecha.
—Según tú, ¿Por qué no es igual? —inquirió Xavier y la chica se cruzó de brazos.
—Porque no, quiero que lo traigas tú mismo, porque dijiste que el bebé y yo podríamos contar contigo qué harías cualquier cosa por complacernos y yo quiero ver el esfuerzo que pones para satisfacer mis antojos.
Sus palabras sorprendieron al hombre.
—¿Estás bromeando, verdad? No puedo creer que estés pidiendo esto a las dos de la mañana, tengo la leve sensación que lo estás haciendo