22

Volvimos a avanzar con cautela. Los cuervos graznaban en el claro, y escuchamos relinchos apagados. Los caballos no tardaron en regresar por donde llegaran, y ahora eran tres.

Al fin llegamos al linde del claro, que en realidad era un amplio prado abierto a hachazos al pie de un alto barranco de paredes verticales. Una hermosa cascada se precipitaba desde la cima del barranco, formando un estanque poco profundo.

Las orillas estaban rodeadas por piedras, en caso de que quedaran dudas que todo aquel paraje era artificial, no natural. El agua se encauzaba en un arroyo torrentoso que fluía hacia el oeste luego de pasar bajo el breve arco de un puente de madera.

Al otro lado se alzaba un pequeño castillo, rematado en los dos torreones que viera a la distancia. Bonito, cuidado, a todas luces construido en los últimos años.

Un sendero iba del puente a un flanco del castillo, hasta una puerta doble abierta de par en par. Y entre el puente y la entrada vimos un te

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP