Helena frunció el ceño, sintió que el tema se había desviado.
―Está bien... ―dijo confundida.
―Solo actúa como mi esposa ―aclaró Russell con frustración―. Los inversionistas que tengo como objetivo son muy conservadores. Puedes acercarte a las esposas, pero debes dar la impresión de que eres, como ellas, una esposa hogareña.
Helena asintió con la cabeza, recordó la lista de nombres. Sabía cómo acercarse a las señoras mayores, por lo que no fue un problema para ella.
Aun así... tuvo presentimiento extraño. Se sintió un poco inquieta, como si algo iba a ocurrir.
Al llegar, ambos entraron al edificio grande diseñado para ese tipo de eventos. Un auditorio amplio, sin paredes y el techo alto.
Helena se mantuvo a lado de su jefe/marido, aferrada a su brazo para evitar caerse por los enormes tacones.
Él era como un imán para las personas. Los hombres mayores se acercaron y hablaron con él con mucho entusiasmo. Russell solo se limitó a sonreír a medias y mantener distancia en sus conversaci