Leonard
—¿Padre…?
El impacto de la imagen, la simple visión hace que me quede totalmente paralizado.
Es… es mi padre, es su rostro, es él, pero al mismo tiempo no lo parece.
Vuelvo a llamarlo, pero no hay respuesta. Solo una mirada vacía… y entonces una sonrisa que no es suya.
Una sonrisa perversa se forma y no necesito más para saberlo. No es él.
—No…
La prueba aún no ha terminado.
a cámara de piedra negra me envuelve como un susurro sin eco. Cada paso que doy retumba con el peso de siglos.
—Mírate —dice—. Persiguiendo una sombra como un niño con miedo a dormir solo.
Su voz me impacta como cien mil cuchilladas.
Hace casi un siglo que no escuchaba su voz y ver esta cosa hablando como él se siente… incorrecto.
Mal.
—No eres real.—le digo y puedo sentir a Alex prepararse a mi lado, a la defensiva como siempre.
Mi padre me sonría con sorna y da un paso más cerca encogiéndose de hombros.
—Tampoco lo es tu convicción.—contesta.
Me acerco, los puños cerrados.
—No tienes idea de lo fuerte