Varek
La cena parecía que duraría siglos.
Estaba sentado, dejando que Rowan estuviera al mando... al menos que sintiera que lo estaba.
Ya no podía tolerar la voz educada de John y la risa fingida de su estúpida mujer. Todo en ese lugar olía a hipocresía, a mentiras cubiertas por sonrisas.
Pero nada me molestaba tanto como el hecho de que ella no estuviera aquí.
Clara.
La niña de los ojos distintos, mi compañera.
La imagen de su rostro, con esos ojos que eran luz y oscuridad, calma y tormenta... seguía quemándome por dentro. Desde el momento en que la vi en esa fotografía supe lo que era.
Mía.
Rowan se sentaba recto, haciendo hasta lo imposible por parecer interesado en las palabras de John.
Pero yo no podía fingir más. Estaba inquieto, rasguñándolo bajo la piel, queriendo destrozar la fachada de educación y cortesía.
"—¿¡Por qué putas seguimos aquí perdiendo el tiempo!?" —le gruñí—. "¡Ella está cerca! ¿Acaso no la puedes sentir?"
Porque yo sí podía sentirla.
Su olor estaba en cad