—¡Dios Dominic! —sentía quedarme sin respiración.
—¡Bell, te amo tanto! —susurró. Besó mi frente sudada y tomo mi mano.
—¡Ya no podré más! ¡Por favor que sea rápido!
—Eres demasiado exigente...
—¡Dominic! —grité —¡Por Dios!
—Ya todo terminará, unos minutos más y acabará. —Creí que no soportaría ni un minuto más, esto... esto era demasiado para mí. Llevaba años que no pasaba por un momento así, incluso ya había olvidado como es que se hacía.