Futura luna sólo en sus sueños, pensé amargamente. Una parte de mí deseó que Nathan la corriera, que la mandara lejos de aquí, mientras que la otra se lamentaba porque alguien más estaba ocupando mi lugar.
¿Por qué tenía que ser humana? ¿Por qué no podía ser como ellos?
Nathan sonrió, aunque a mí parecer fue una sonrisa falsa y la guío escaleras arriba. Justo a mitad de la escalera Rosie volteó a verme con una mueca de satisfacción, justo antes de señalar sus maletas.
Ella me creía alguien del servicio y Nate nunca la corrigió. Sí, ayudaba en la mansión lo más que podía, pero era mi manera de agradecer por todo lo habían hecho por mí, no mi trabajo. Sin embargo, me tragué mis palabras.
No podía creer que Nathan aceptara que viviera en la mansión, así como así. ¿Dónde quedaban los protocolos? Estaba segura de que existía una regla que prohibía que alguien se quedara en la mansión sin razón alguna.
Tomé las tres maletas, intentando subirlas por las escaleras. ¿Qué llevaba aquí? ¿Piedras?