28. Tormenta
Leonardo
El aire gélido de Aspen corta mi rostro en cuanto bajo del avión privado. Las montañas al fondo están cubiertas por nubes oscuras y pesadas, como si el propio cielo presintiera la tormenta que está por venir. Lucius ya me espera en la pista, apoyado en la SUV negra, su semblante más cerrado de lo habitual. En tres décadas trabajando para mí, aprendí a leer cada arruga de preocupación en su rostro, y ahora gritan que algo terrible ha sucedido.
"¿Cómo están las cosas, Lucius?" pregunto mientras camino hacia él, el viento azotando mi abrigo.
Aprieta los labios en una línea fina, sus dedos tamborileando nerviosamente en la puerta del coche. "Nada bien, señor. La situación... ha pasado los límites."
"Explícate." Magnus se detiene a mi lado, quitándose sus gafas oscuras y extendiendo la mano para saludar a mi conductor.
"Las maldades de la señorita Martina..." duda, las palabras pesadas como plomo. "Han pasado lo tolerable. Ni Valeria ni yo queremos quedarnos más aquí. Solo no nos