La mentira que lo cambia todo
El despacho de Logan estaba envuelto en penumbras, como si la oscuridad conspirara con sus secretos. Las persianas bajadas filtraban la luz de la tarde, tiñendo el aire de un gris opaco, un presagio que pesaba en el silencio.
Logan permanecía de pie frente al ventanal, con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad, pero sin verla realmente. Sus manos, hundidas en los bolsillos del pantalón, apretaban los puños con fuerza, como si quisieran contener el torbellino en su interior. El pecho le ardía, un fuego sordo que no lo dejaba respirar.
La noche que no recordaba. Las fotos. La amenaza. Todo lo asfixiaba, como una soga invisible apretando su garganta.
Era un hombre poderoso, un titán en el mundo de los negocios. Podía detener una fusión internacional con una sola firma, reestructurar una filial en horas, o quebrar a un competidor con una decisión fría y calculada. Pero ahora, frente a la idea de perder a Sophie, sentía su alma temblar, vulnerable como