El veneno de la duda
La oficina de Mateo Sterling respiraba una calma falsa esa mañana, hasta que la tormenta entró hecha carne y furia.
La puerta se abrió de golpe, azotando la pared. Logan Belmont irrumpió como un huracán: traje oscuro arrugado, el rostro sombrío, los ojos grises ardiendo como acero fundido y los puños cerrados como armas letales. Cada paso suyo retumbaba como una sentencia.
Mateo, sentado detrás de su escritorio con la arrogancia de quien cree tener el control, levantó la vista con una media sonrisa cargada de veneno.
—Vaya, Belmont —dijo, sin molestarse en ponerse de pie—. ¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a llorarme porque Sophie ya no te calienta la cama?
Logan cruzó la oficina en dos zancadas. Su voz fue un trueno ronco.
—¡No juegues conmigo, hijo de puta! —escupió—. Sé que tú estás detrás de todo. ¡El escándalo de plagio, el puto video, las filtraciones! ¡Te metiste con ella… y conmigo!
Mateo se incorporó, ajustándose las mangas con parsimonia, su sonrisa ahora l