Capítulo cuarenta. Pareja de embarazados calenturientos.
Tyler le desabrochó el sujetador a Diane y curvó las manos para abrazar sus pechos llenos. Sonrió satisfecho al oírla jadear y rozó con los dedos los sensibles pezones. Y de pronto la empujó con suavidad sobre la cama y se tumbó sobre ella.
La boca de Tyler ardía sobre uno de aquellos pechos, su lengua era como lava. Una fiera respuesta provocó en ella gemidos y labios abiertos.
El chef levantó la cabeza con ojos hambrientos, crudos. Se apartó con un sutil movimiento antes de quitarse la falda y el resto de la ropa con manos impacientes. Sus ojos verdes recorrían aquella desnudez sin ocultar su deseo al mismo tiempo que las motas doradas comenzaban a brillar como las luces de Navidad, encendiendo la pasión.
Diane se sintió arder. Porque el ardor y el ansia que su ahora prometido hizo surgir en ella hubiera podido hacer arder todo el planeta. La cabeza le daba vueltas, todo razonamiento fue suspendido durante aquel instante de pu