Capítulo veintiséis. El golpe y la trampa
La mañana amaneció clara, pero en Atenas el aire olía a pólvora política. Los noticieros abrían con titulares que hablaban de corrupción, empresas fantasmas y acusaciones que sacudían a la élite económica.
En el despacho de su villa, Andreas Konstantinos revisaba los últimos detalles con su equipo. Frente a él, un monitor mostraba el esquema de una red empresarial compleja: sociedades registradas en Chipre, cuentas en Luxemburgo y transferencias sospechosas hacia compañías de fachada en Europa del Este.
—Hoy no habrá marcha atrás —dijo Andreas, ajustándose la chaqueta—. Si Leonidas quiere jugar con fuego, que sepa que yo no tengo miedo de quemarlo todo.
Su abogado principal asintió.
—La rueda de prensa está lista. La fiscalía recibirá la documentación de manera simultánea. El impacto será inmediato.
Ariadna, sentada a un lado, lo observaba en silencio. Tenía el cabello recogido en un moño bajo y vestía un conjunto elegante pero sobrio, un rega