Capítulo veinticuatro. Rescate bajo juramento.
El alba no había terminado de romper cuando la ciudad ardió con una noticia que nadie esperaba: El imperio Konstantinos había presentado ante el tribunal pruebas irrefutables de la falsificación de documentos que habían incriminado a Ariadna López. No fue solo un recurso legal: fue una exhibición pública. Andreas había decidido jugar todas sus cartas de una vez, y su golpe final incluía no solo papeles, sino rostros, nombres y la verdad mostrada como una herida abierta.
En la fría sala de espera del juzgado, la tensión era un animal vivo. Andreas no pestañeó desde que entró; su traje oscuro parecía absorber la luz y devolver determinación. A su lado, el equipo legal trabajaba sincronizado: peritos en falsificación, contadores forenses, testimonios que desmontaban transferencia por transferencia. En la primera fila, bajo la mirada implacable de la prensa, la defensa había pedido una audiencia de emergencia por riesgo de vida y por la evide