A la mañana siguiente, me presenté con Andy.

El Departamento de Secretaría estaba bajo su dirección, y fue él quien me llevó a la sala de conferencias principal.

—Tu trabajo será administrar y preparar la sala de conferencias del director —me explicó.

Cuando entré, quedé asombrada. La sala era más grande que mi apartamento. Una mesa larga de madera oscura cruzaba el centro, decorada con plantas perfectamente cuidadas. Había un proyector moderno y pantallas de alta tecnología. Todo relucía.

Andy me mostró los controles básicos y luego me condujo al Departamento de Secretaría para presentarme al resto del equipo. Todos parecían tan serios… nadie hablaba, nadie sonreía. El ambiente era tan tenso que me recordó a una sala de examen.

A las 9:30 de la mañana, sonó el teléfono. Era Andy.

—Conferencia a las diez.

—¡Sí, señor! —respondí, enderezándome al instante.

Me apresuré a preparar todo: agua, documentos, el proyector, los asientos. A las diez menos cinco, todo estaba listo. Me coloqué ju