Capítulo 38

—Ven, pruébate este vestido —dijo Serena mientras tomaba la mano de Maya y la guiaba al vestidor.

Maya entró con su ropa normal: una falda corta con una camisa blanca.

Pero cuando salió del vestuario con el vestido puesto, la gente se quedó atónita.

Serena exclamó orgullosa:

—Mi hija es tan hermosa.

La vendedora de ventas añadió con entusiasmo:

—¡Sí! Este vestido es precioso. Te ves como un hada.

Serena frunció el ceño y replicó con evidente molestia:

—¿Quieres decir que el vestido es más bonito que mi hija?

La vendedora se puso nerviosa de inmediato.

—¡Lo siento! No quise decir eso…

—¿Qué clase de comentario es ese? ¿Qué tipo de vendedora eres? —reprochó Serena.

Maya, apenada por la escena, intervino:

—¿Me quedo con este? —preguntó en voz baja.

—¿Te gusta? —Serena le sonrió con ternura.

—Mm… —murmuró Maya, que solo quería salir de allí lo antes posible.

—Entonces prueba algunos más.

Maya tuvo que seguir probándose ropa mientras Serena elegía.

Después de eso, fueron por joyería.

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