Las palabras de Serena tocaron un punto sensible. Maya siempre había carecido de amor maternal y, en el fondo, aún lo anhelaba. Por eso había perdonado su abandono.
Sin embargo, no podía olvidar lo que Serena dijo en el coche aquel día.
Una punzada le atravesó el corazón.
¿Las relaciones madre-hija en otras familias eran así?
No lo entendía…
¿Sería ella igual con sus tres hijos?
Absolutamente no.
Jamás los amenazaría, incluso si tuviera que pagar con su vida.
…
Serena pensó largamente en las palabras de Maya después de la llamada.
Maya finalmente había accedido a ayudar. Tal vez no con entusiasmo, pero el hecho de haberlo dicho significaba que lo intentaría.
El resultado era algo que Serena esperaba con ansias…
—¡Quiero llevar comida rica para Liam y los demás!— dijo Terry, corriendo con expresión seria.
Serena sonrió y acarició la mejilla de Terry.
—Terry, recuerda ser bueno con Liam y sus hermanos. Tienes que ser su mejor amigo, ¿entiendes?—
—¡Entiendo! ¡Me gustan!— respondió Terry