126. La híbrida, la elegida
El silencio que siguió a la confesión de Hatice era más denso que la neblina que rodeaba el bosque.
Orduk la miraba como si no la reconociera.
La mujer a la que alguna vez ayudó a escapar, a proteger un objeto de poder inconmensurable, ahora les revelaba que había ocultado algo aún más importante: una hija. Una hija híbrida. Una hija que venía con un Alfa de Aryndell, buscando el último de huevo de dragón que habían prometido ocultar de todos
Lynette fue la primera en reaccionar.
—¿Tú… eres su hija? —preguntó, mirando a Evelyn con desconfianza—. ¿La híbrida?
Evelyn sostuvo su mirada con firmeza, sin miedo.
—Sí. Evelyn Rescott. Hija de Hatice… tengo sangre de la Tierra. Mi madre me dejó para protegerme, y ahora estoy aquí porque necesitamos el huevo de dragón. La Guardiana lo necesita.
Orduk gruñó bajo. Caminó lentamente alrededor de Tauriel, aún desnudo de cintura hacia arriba, con marcas de tierra en el pecho por la transformación. Su cuerpo irradiaba fuerza y control,