125. ¡Nos traicionaste!
Bueno, eso fue mejor de lo que habían esperado.
El cielo de Francia estaba cubierto de nubes grises cuando Tauriel y Evelyn cerraron la puerta de la casa de Hatice.
Los días allí habían sido tensos pero necesarios. Evelyn, al principio, no sabía cómo sentirse frente a su madre. Una parte de ella la odiaba por haberla dejado atrás, y otra… simplemente deseaba tenerla de vuelta. Recuperar el tiempo perdido.
Pero no había tiempo para sanar todas las heridas. No ahora. No con el huevo de dragón escondido quizás en una cámara secreta del mundo humano, oculto por algún hechizo del Alfa de fuego que apenas mantenía a raya su poder y su necesidad de eclosionar.
No debía eclosionar en reino de los humanos o tod se volvería un caso.
Tauriel se volvió hacia Hatice antes de irse, ya que ella lo llamo con una voz muy baja.
Arqueo las cejas hacia ella en una pregunta silenciada.
—No tengo idea de si los Alfas de Fuego estarán vigilandome, por si algo sale mal. Está fue su advertencia antes de s