87. No significó nada
Xavier cruzó los pasillos del palacio con paso firme, decidido, con el corazón golpeando su pecho como un tambor. No necesitaba seguir el lazo… la sentía.
La encontraba en cada rincón de ese lugar, como si su esencia impregnara las paredes. Pero ahora no era tiempo de recuerdos ni deseos. Era tiempo de hablar, necesitaba poner las cartas sobre la mesa y aclarar las cosas o iba a volverse loco con todos sus malos pensamientos.
La encontró en uno de los jardines interiores, sentada entre las flores nocturnas, bajo una luna suave que no alumbraba del todo. Dayleen parecía tranquila… pero no sorprendida.
Estaba hermosa, era increíble como una mujer como ella fuera suya. Trago saliva antes de acercarse y pararse frente a ella con determinación
—Sabía que vendrías —dijo sin mirarlo aún.
—Tenemos que hablar —respondió Xavier con voz baja.
Ella se puso de pie, caminando hacia él sin prisa. No intentó evitarlo. No hubo rodeos. Su rostro estaba libre de emociones.
—Sé que ya lo sab