Capítulo 98 —Ninguna respuesta
Narrador:
Renzo se levantó del sillón con gesto brusco.
—Voy a mi dormitorio. Prefiero hablar a solas.
Franco lo miró, comprendiendo al instante.
—Hazlo.
Luigi no dijo nada. Permaneció en silencio, con los brazos cruzados y la mirada clavada en el suelo. Renzo subió las escaleras sin volverse, entró en su habitación y cerró la puerta con un golpe seco. Sacó el móvil, buscó el número y presionó la pantalla. La señal tardó unos segundos en conectar, segundos que le parecieron eternos. En la mansión, Roman estaba sentado junto a la cama donde Sofía descansaba, observando cómo su respiración se volvía cada vez más regular. La herida había sido atendida, el color regresaba a su rostro. Por primera vez en horas, el corazón del Diablo volvía a latir con calma. El zumbido del teléfono en su bolsillo interrumpió ese momento. Miró la pantalla y leyó: Santini. Frunció el ceño, con fastidio. No era el momento. Pero sabía que debía contestar. Se levantó despacio