Capítulo 61 —La señal
Narrador:
Los días fueron pasando uno tras otro, ya de regreso a la cuidad y a la mansión de Renzo, Sofía se encontró sumergida en el mundo del Italiano, el cual no imaginó vivir tan de cerca. Al principio solo observaba: escuchaba los informes, tomaba notas mentales, fingía ser la acompañante discreta de Renzo, solo su guardaespladas. Pero pronto los hombres empezaron a acercarse a ella con consultas pequeñas, detalles rutinarios, órdenes que Renzo solía dar y que ella, casi sin darse cuenta, empezó a resolver.
—¿Jefa, dónde descargamos este lote? —preguntó uno de ellos, mientras descargaba licor en uno de los bares de Renzo, con naturalidad, como si el apodo siempre hubiera existido.
Sofía parpadeó, sorprendida por el título. Levantó la vista del informe que estaba revisando y lo miró fijo.
—En el ala norte. Menos movimiento, menos ojos curiosos. —respondió sin titubeos.
El hombre asintió y se fue, como si fuera lo más normal del mundo. Sofía se quedó inmóvil