Capítulo 43 —Forzando una casualidad
Narrador:
Mateo entró al pueblo con la visera del casco bajada y la moto rugiendo cansada después de tantas horas de ruta. Aparcó frente a un hotel de media categoría, discreto, perfecto para lo que necesitaba. Ni demasiado lujoso para llamar la atención, ni tan barato como para levantar sospechas. En la recepción, apoyó los codos sobre el mostrador y firmó con trazo firme.
—Emiliano Duarte. —dijo, sin pestañear. La recepcionista asintió, ni siquiera levantó la vista más de lo necesario. Justo como a él le gustaba.
Ya en la habitación, se despojó de la ropa y se metió bajo la ducha. El agua fría le arrancó un jadeo, como si con cada gota pudiera sacudirse las horas de camino y el peso de lo que estaba por hacer.
—Vamos, Mateo… —se habló al espejo después, secándose el cabello —eres Emiliano. Emiliano Duarte.
Pidió algo de comer, un plato sin pretensiones, y se dejó caer en la silla junto a la mesa. Sacó el móvil y volvió a abrir el archivo que el