Capítulo 44 —Armada y peligrosa
Narrador:
La mesera regresó con una libreta en mano, sorprendida de ver ahora a Mateo sentado frente a la capitana.
—¿Entonces será una mesa compartida?
—Sí. —respondió Dinorah con calma, sin apartar la vista de Mateo —Tráigale lo mismo que pedí yo.
—En realidad… —intervino él, apoyando un codo sobre la mesa —yo invito. Así que tráiganos dos filetes, término medio. Y una botella de vino de la casa.
La mesera asintió y se alejó, dejándolos en un silencio que pronto se volvió denso. Dinorah lo estudió, el codo apoyado en el respaldo de la silla, la barbilla sobre los dedos.
—Se nota que no es la primera vez, veo que no improvisa. —comentó, con media sonrisa.
Mateo arqueó una ceja.
—Digamos que soy observador.
—¿Y eso se lo enseña su supuesta conferencia en la próxima ciudad? —preguntó con ironía.
Mateo rió bajo, jugueteando con el vaso de whisky.
—Digamos que los químicos también saben reinventarse… ¿o acaso cree que solo mezclamos tubos de ensayo?
Di