Capítulo 18 —El Paln B
Narrador:
Mateo llevaba horas en el laboratorio del norte, rodeado de fórmulas, probetas y vapores. Todo parecía bajo control, hasta que un ruido seco en la parte trasera lo sacó de concentración. Uno de los hombres de Ignacio entró corriendo.
—¡Tenemos un problema, Jefe! —gritó.
Mateo frunció el ceño, quitándose los guantes.
—¿Qué tipo de problema?
El hombre tragó saliva.
—Un dron. De la DEA. Sobrevoló la zona y creemos que ya captó imágenes del perímetro.
El corazón de Mateo dio un vuelco. Justo para eso Eros había preparado la coartada, la denuncia falsa, la historia del “científico secuestrado”. Pero aún no era el momento de usarla.
—¿Y lo derribaron? —preguntó, con la voz más fría de lo que sentía.
—Sí, pero no sabemos si alcanzó a enviar señal.
Mateo apretó la mandíbula. Sabía que la DEA no tardaría en moverse. Y que si volvían, él sería el primero en la mira. No podía permitirse un error: ni una fórmula mal hecha, ni un descuido en la seguridad. Apoyó