Capítulo 167 —La boca del Lobo
Narrador:
El galpón estaba en silencio cuando abrieron las puertas metálicas. El olor a pólvora y a sangre seca salió como un golpe en la cara. Ernesto avanzó despacio, apoyado en su bastón, con los ojos vidriosos.
Cuando vio el cuerpo de Daniel, inmóvil entre los otros, se tambaleó. El bastón retumbó contra el suelo, y su voz se quebró en un grito ahogado.
—¡Hijo de pu*ta, Daniel! —escupió, con las lágrimas cayéndole por el rostro —¡Te dije mil veces que esas malas juntas no te iban a llevar a nada bueno!
Se inclinó sobre él, los dedos temblando al acariciar la camisa manchada de sangre.
—Mira cómo terminaste… ¡mira cómo terminaste, carajo! —mal*dijo, hundiendo la frente en el pecho de su hijo.
Luigi lo observaba desde un par de pasos atrás, con el estómago revuelto, pero no dijo nada. Franco, en cambio, mantuvo la calma y se apartó con él hacia un costado.
—Recorre conmigo —le murmuró a Luigi, en voz baja.
Los dos comenzaron a caminar por la escena, r