Capítulo 108 —Dos de tres
Narrador:
El amanecer los sorprendió entre silencios y miradas que no necesitaban palabras. Antes de que Diego despertara, Mateo se calzó la chaqueta y se estiró con un aire resuelto.
—Voy a empezar a buscar apartamentos —dijo, con esa sonrisa traviesa que solía suavizar hasta las declaraciones más serias —No quiero seguir en ese hotel de mala muerte.
Dinorah lo observó un instante, calibrando si hablaba en serio.
—¿Era de verdad, entoces, lo que me dijiste anoche? —preguntó.
Él asintió sin vacilar.
—Sí. Hoy mismo. Pero no pienso hacerlo sin que me acompañes.
Ella dudó, pero finalmente asintió con un gesto leve. La seriedad en sus ojos la convenció más que cualquier discurso. Subieron juntos a buscar a Diego. El niño ya estaba despierto, pero todavía somnoliento, con la venda en la rodilla y los cabellos revueltos. Dinorah lo vistió con paciencia y ternura, mientras Mateo alcanzaba el abrigo y la mochila. Entre los dos lo alistaron para el colegio, como si