Mina
Tati está sentada frente a mí. Su cabello está recogido en un moño alto, tiene su uniforme blanco y los ojos delineados.
Su sonrisa trasmite alegría, su aura es pacífica y la en cómo habla me recuerda un poco a mi mamá.
—¿Y qué piensas de la bebé? —pregunta mientras dibuja en su pequeño libro.
Coloreo el último pedazo de cielo y pienso en la respuesta.
—Es muy linda, se parece a mamá, papá y hasta a la abuela —digo admirando el bonito cielo que hice.
Tati asiente, cruza sus manos y se relaja en su silla.
—¿Te han dejado estar con ella?
Asiento y le sonrió.
—Oh claro, siempre bueno, cuando no está dormida. Mis papis son muy relajados, le tienen horarios a la bebé y luego me dedican tiempo a mí.
—Oh solecito, eso es muy bonito, dime, ¿cómo fue cuando llegó?, Había olvidado preguntarte.
Apoyo mi mentón en la palma de mi mano y decido en sí pintar la tortuga de verde o amarillo.
—Estuvieron muchas personas, más que todo amigos de mamá. Me enoje porque no me dejaban ver a mi