Alrededor todo fue conmoción. Georgina lanzó un grito asustado, Raphael corrió a ella y la alzó en sus brazos para acomodarla suavemente en el sofá más próximo. Phillip ya estaba planeando llamar un médico o una ambulancia hasta que Raphael le dijo que era un simple desmayo, que no era para tanto.
¿Por qué lo había llamado Ralph? Se preguntó.
Empezó a darle leves golpecitos en sus mejillas que estaban más pálidas de lo normal.
— ¿Heather? –la llamó—. Heather, ¡despierta!
Heather escuchó la voz, mientras estaba allá abajo, como en lo profundo de un pozo.