— ¡Eres tú! –dijo Tess cuando al fin sus lágrimas pararon—. Deja de morirte, ¿quieres? ¡Te he despedido dos veces! ¡Qué mala amiga eres, de verdad! –Heather se echó a reír.
—Ya, procuraré a la próxima morirme después de ti y no antes, para no hacerte pasar por esto otra vez—. Tess se sentó a su lado en la camilla, mirándola fijamente, estudiándola.
—Te veo más linda que antes.
—Gracias.
— ¿Por qué estás aquí? Tu cuerpo ya…
—Estoy aquí, porque aquí será a donde pertenezca de ahora en adelante.<