Capítulo 120 Dígale la verdad.
Habían pasado varias semanas desde la muerte de Alfonso. A pesar del dolor, todo comenzaba, poco a poco, a volver a su cauce. Federico había decidido llevar a Elizabeth a Río Grande para que se recuperara y pudiera disfrutar de un lugar que la hacía feliz. Además, de ese modo, la alejaba de Pablo, quien, lejos de darse por vencido, seguía insistiendo en mantener contacto con ella.
También había invitado a Adrián a que los acompañara. Como él debía seguir trabajando, pensó que era una buena oportunidad para que Elizabeth estrechara la relación con su padre. Además, sabía que en Adrián había encontrado un gran aliado.
El vientre de Lizzy ya era visible, y tanto ella como Federico le hablaban constantemente a su bebé. Anhelaban con ternura el momento de ver su carita y tomarlo en brazos.
—Martín me dijo que la semana que viene ya podremos saber su sexo —comentó Lizzy con una sonrisa luminosa—. ¡Pero yo ya sé que es varón! ¡Sé que es Lucas!
Federico, lleno de amor, besó su panza.
—¿Escuchá