Mi casa estaba llena de personas. Todas venían a dar el pasame por la muerte de mi Ángel. No quería que nadien me viera. No quería ver a nadie, quería estar sola. En silenció entro por la puerta trasera sin que nadie lo note, todas las personas están en el comedor y eso me da ventaja de subir las escaleras a mi habitación. Escuchaba susurros mientras subía las escaleras y cuando llego a él lugar de donde provienen me quedo viendo la escena.
—Esto no va a funcionar más—dice mamá cerrando los ojos mientras papá hace sus maletas.
—Lo sé, y mañana mismo me iré— las palabras de papá son como un balde de agua fría cayendo sobre mi.
—¡No!— intervengo. Ellos me miran-–Por favor no—suplicó— Papá no puedes irte— miro a mamá— no puedes dejar que se valla mana por favor.
–Lo siento liza—dice mama.
—Papa— mi barbilla tiembla.
—Tu madre tiene razón, esto no funcionará más pequeña—me lanzo sobre sus brazos y lloro sobre su pecho— la decisión ya esta tomando mi niña hermosa.
—Por favor no—suplico—No