Todos estabamos en la sala de espera, Sebastián caminaba de un lado a otro. Estaba desesperado, razones tenía, el embarazo de Isabel es muy peligroso por lo que sus ovarios no se desarrollaron por completo.
Todos estábamos angustiados, me siento mareada y las ganas de vomitar son horribles. Con los tacones en la mano salgo corriendo al baño más cercano y doy gracias a Dios que esta desocupado, me encierro en el y vacío mi estómago. Vacío todo el contenido de mi estómago dejándolo sin nada y ardiendo.
Creo que el momento me cayó mal.
—¿Bonita estas bien?— pregunta Matthew al otro lado y niego como si me estuviera viendo.
—Si, todo bien— digo para que se vaya.
—Te esperaré aquí por si necesitas algo.
—Lo único que necesito es que te largues y me dejes en paz.
—No me pidas algo que no haré Bonita— joder como amo que me diga así. Niego y me quedo callada.
Me quedo encerrada en el baño con la esperanza de que cuando salga ya no esté, pero el encierro fue en vano. El esta ahí sent