Sus manos quitaban cada prenda de mi cuerpo dejándome completamente desnuda. Estaba bajo su cuerpo mientras gritaba de deseo, sus dedos jugaban con mi clitoris y me penetraba con ellos. Me sentía en el cielo, extraña su contacto y su cercanía, sus besos y sus dedos mágicos.
Mordía mis labios y besaba mi cuerpo. Su contacto me estaba matando me sentía como nunca antes. Su sola mirada me llenaba de orgasmos y mi pelvis se alzaba por si sola cuando el sacaba sus dedos. Me tocaba y mi cuerpo era de él, no podía pensar ni lo que hacía en el momento, solo me dejaba llevar por los deseos que el me está provocando y no podía aguantarlo.
—Matthew— suplico.
—¿Dime lo que quieres gatita?— su voz era cargada de deseo y yo no podía hablar. Pero sabia que si no lo hacía el no me daría lo que quería. Necesitaba sentirlo, que me llenará de su masculinidad y sentir su eyaculación.
—Te necesito, llename de ti— las palabras salían en súplicas.
El lo hizo empezó a llenarme de su polla mientras salí