Axel salió de la cabaña de Kaila con Miriam en brazos. Ella estaba envuelta en una manta, pero nada podía ocultar el temblor que recorría su cuerpo, ni la palidez cadavérica de su rostro. Había cerrado los ojos, agotada, pero las lágrimas silenciosas seguían surcando sus mejillas. El miedo, la agonía y el dolor que emanaban de ella eran tan palpables que se esparcieron por el claro como una onda de choque.
Los murmullo se levantaron entre los presentes, las miradas de acusaciones hacia Leticia, Héctor y sus familiares no se hizo esperar. Luego llego un silencio espeso, cargado de vergüenza y consternación, cayó sobre los miembros del clan reunidos al darse cuenta de la magnitud de las acciones ocurridas hace apenas unas semanas. Para muchos solo era una conversación más sobre la chica que había sido atacada y había sobrevivido a la transformación. Ahora estaba viendo en vivo y en directo los efectos de lo ocurrido.
Para los machos, ver a una de las suyas, si una de las suyas porque M