Los días pasaron, y Ximena se “recuperó” bastante bien. Sabía que su lesión había sido bastante difícil, pero no entendía el porqué de tantas muestras de sangre y análisis a los que era sometida.
Siempre que preguntaba sobre su propia condición, sólo recibía una respuesta.
«Su esposo se lo dirá en cuanto lo llame.»
Desde lo ocurrido lo ignoró e incluso cuando lo veía en su habitación le arrojaba todo lo que tenía al alcance de su mano.
No le permitió hablar ni estar con ella.
Lucas completamente ignorante y cansado, decidió quedarse en la habitación de al lado y presionarla con la ley de hielo de los médicos y enfermeras.
—Su condición es mucho mejor señor, sus glóbulos rojos están en aumento y come sin ser presionada.
No habrá ningún problema si regresa a casa y se alimenta de manera saludable. Y…
Deja de consumir esos medicamentos definitivamente.
Lucas como siempre solo le hizo una señal para que se fuera y en silencio, analizó su estado clínico.
Quería