Capítulo 86. De vuelta a la rutina.
Catalina exhaló lentamente mientras se bajaba del coche frente a la imponente mansión Vannucci, con la garganta apretada.
Cada paso que daba por el sendero le traía recuerdos vívidos de la última vez que había estado en casa de su tío, el día en que la vida le arrebató a su madre, dejándola huérfana y vulnerable.
El peso de aquellos años de dolor y la cruel imagen que su tío había pintado de su madre pesaban sobre ella, pero hoy se rasgaba ese velo de mentiras.
No solo regresaba con la verdad de que su madre no era el monstruo que le habían hecho creer, sino también con la sorprendente revelación de que tenía un hermanito, una pequeña chispa de esperanza en la oscuridad de su pasado, y la promesa de un futuro que apenas comenzaba a desentrañar.
—¡Bienvenidos!
Giulia salió al encuentro de sus hijos con una sonrisa radiante que no intentó disimular.
Se notaba a leguas que los había echado muchísimo de menos y que les había demostrado un cariño infinito.
Los recibió con montones de besos