Capítulo 87. Alternado la armonía.
Vito asintió y, tras unos minutos, salió de la oficina, dejando a Francesco sumido en sus pensamientos.
Un suspiro escapó de sus labios: las cosas iban viento en popa, la empresa florecía y los proyectos avanzaban sin mayores contratiempos. Sin embargo, una sombra se cernía sobre su aparente éxito: el silencio de Tobías.
Aquella quietud, tan inusual en él, que normalmente era muy ruidoso, no presagiaba nada bueno. Francesco conocía a Tobías desde hacía años y sabía que su silencio no significaba que estuviera de acuerdo o reflexionando, sino que presagiaba una tormenta a punto de desatarse.
Era como la calma antes del huracán, una advertencia tácita de que algo importante estaba a punto de suceder y no necesariamente para bien.
La ausencia de sus comentarios sarcásticos o de sus estallidos de risa, que normalmente resonaban por los pasillos, creaba un vacío inquietante que Francesco no podía ignorar. Sabía que debía prepararse, porque el silencio de Tobías presagiaba un peligro inmine