Capítulo 74. Trato beneficioso.
Francesco impulsó su cuerpo hacia adelante, hundiendo su hombría aún más profundo en aquel sexo de Catalina, que lo recibía apretado y lleno de humedad.
—Ya casi llego —murmuró ella, con la respiración agitada y entrecortada.
—Suéltalo para mí —respondió él, su voz grave y cargada de deseo.
Con un movimiento suave, Francesco se apoyó sobre la cama, permitiendo que Catalina tomara el control del ritmo. Dejó que ella guiara cada movimiento, sintiendo cómo sus caderas se elevaban y descendían, marcando la cadencia de su encuentro íntimo.
Con una energía desbordante, la joven comenzó a mover sus caderas a una velocidad vertiginosa, creando una fricción intensa que los envolvía a ambos.
Las puntas de sus pies se aferraron con fuerza al suelo liso del hotel, proporcionando el agarre necesario para impulsarse con abandono de arriba abajo sobre el cuerpo de Francesco.
En cada ascenso y descenso, sus senos turgentes y sus pezones erectos rozaban contra el pecho desnudo de él, intensificando el