Los dedos de Catalina se aferraron con fuerza a las suaves sábanas, arrugándolas bajo la tensión que recorría su cuerpo. Una sensación inesperada la invadió al sentir el contacto frío y húmedo de aquella lengua, formada por el hielo que se derretía lentamente sobre su piel.

Un escalofrío la recorrió, una mezcla de sorpresa y excitación punzante que le hizo arquear la espalda. En un movimiento instintivo, echó la cabeza hacia atrás, ofreciéndose más a aquella sensación inusual.

Sus caderas se elevaron ligeramente de la cama, buscando intensificar el contacto de aquella boca helada con su intimidad, una experiencia que despertaba en ella una curiosidad intensa y una oleada de sensaciones desconocidas.

Francesco se dedicó con una intensidad palpable al pequeño y duro botón que sobresalía, mientras su lengua bailaba con movimientos precisos y envolventes.

Al principio, lamía con suavidad, explorando la textura y la forma, antes de intensificar el contacto con chupadas rítmicas que resonab