Capítulo 39. La sombra Praga.
El hilo de sus palabras se vio súbitamente truncado por el resonar de la voz del maestro de ceremonias, que cobró protagonismo en el ambiente, y por la aparición de una sucesión de imágenes vibrantes que comenzaron a desfilar en las pantallas estratégicamente dispuestas por todo el salón.
Estas proyecciones dinámicas tenían como cometido anunciar y presentar cada una de las prestigiosas casas de diseño y joyería que participaban en la tan esperada exhibición.
La atención de los presentes, dispersa hasta ese momento en conversaciones privadas, se volcó unánimemente hacia el espectáculo visual y auditivo que marcaba el inicio formal del evento y el comienzo de la presentación de las codiciadas creaciones.
—¿Acaso esa fue la recopilación del año anterior? —inquirió Catalina con curiosidad.
—En efecto, gracias a ella obtuvimos diversos acuerdos mercantiles de gran relevancia —respondió Francesco en un murmullo.
—Una compilación estética y admirable —comentó ella con sinceridad.
—Nada tien