Capítulo 134. Debate mental.
Roger entró a la habitación, y la atmósfera cambió instantáneamente. Sus ojos, afilados como cuchillos, se clavaron primero en Marco, y por un instante, un entendimiento silencioso y tenso pareció cruzar entre ellos.
Era una mirada cargada de historia no contada, de batallas pasadas o quizás de una complicidad oscura.
Luego, con una lentitud casi deliberada que estiró la tensión en el aire hasta el límite, su mirada se desvió, deslizándose con una solemnidad helada, hasta posarse finalmente sobre el cuerpo inerte de Lucía, tendido en el suelo.
El silencio que siguió fue tan pesado que casi se podía saborear, un presagio de lo que estaba por venir.
—¿¡Qué diablos significa esto, Vito!? —gritó Marco, su voz cargada de una mezcla de incredulidad y furia mientras sus ojos se clavaban en el hombre que tenía delante.
Podía sentir la sangre hirviéndole en las venas, un torbellino de emociones desatadas.
No lograba entender por qué Roger estaba de pie allí, después de todo lo que había pasado