Capítulo 133. La desesperación.
Lucía forcejeó con toda la fuerza que le quedaba, moviendo sus pies con desesperación y extendiendo las manos para intentar arañar el rostro de Marco. Quería liberarse de su agarre, devolverle el dolor que él le estaba causando.
Pero por más que lo intentó, por más que luchó con cada fibra de su ser, estaba perdiendo la batalla. La fuerza de Marco era abrumadora, y el aire, cada vez más escaso, le recordaba que sus esfuerzos eran inútiles.
La desesperación se apoderaba de ella a medida que su visión se nublaba y la conciencia comenzaba a desvanecerse.
En ese instante de terror, Lucía supo que su vida estaba en manos de un hombre que se había transformado en un monstruo, un ser irreconocible para la persona que ella alguna vez creyó conocer.
—¡Todos ustedes no son más que un estorbo para mí! —pronunció Marco con desprecio, su voz cargada de burla. Apretó aún más el cuello de Lucía, regodeándose en su sufrimiento—. Sin embargo, no puedo deshacerme de todos al mismo tiempo, así que lo ha