Capítulo 129. Miedo y desilusión.
La respuesta, cruda y dolorosa, llegó sola a su cabeza, manifestándose con una claridad brutal: ¿Lucía la había traicionado? La idea, como un puñal helado, se le clavó en el pecho.
Un escalofrío gélido, no de frío sino de miedo y desilusión, acarició su columna vertebral, ascendiendo lentamente hasta la nuca.
Justo en ese instante, el susurro inquietante de unos pasos que se detenían a su espalda confirmó sus peores temores, atrapándola en un silencio cargado de tensión y una angustia inminente.
Catalina ni siquiera necesitó girarse para saber de quién se trataba; una punzada de pánico le indicó la verdad. El rostro de su tío, impasible y autoritario, apareció reflejado en los vidrios oscuros del auto, una imagen nítida que la confrontó.
Y no estaba solo: la visión le reveló que había por lo menos cuatro hombres más a su lado, figuras imponentes y sombrías que auguraban problemas, envolviendo la escena en una atmósfera tensa y amenazante.
La presencia de su tío, en ese contexto, era u