Después de recibir esa llamada misteriosa, me quedé un poco nerviosa por la actitud de Liam. Se retiró tras darme un beso en el frente muy apresurado, y a los pocos minutos de nuevo el número desconocido me llamó.
Sentí miedo de contestar, pero lo hice…
―En tus manos está que nada suceda… Liam sabe lo que tiene que hacer.
―¿Quién eres? ¿De qué hablas?
―No tienes que saber detalles, solo sé mi mensajera y dile que conteste mis llamadas o tendré que…
―Pero….
La llamada se cortó y no pude escuchar lo último que esa voz misteriosa quería decirme. No entendía qué estaba sucediendo, ni por qué debía ser yo la “mensajera”. De nuevo el miedo me arropó y llamé a Liam inmediatamente, pero sin éxito. Lo intenté repetidas veces, pero era imposible.