No sabía qué había pasado con Alicia, pero definitivamente todo era una manipulación y estaba funcionando. Sus amenazas con quitarse la vida me preocupaban y al final lograba retenerme a su lado. Por supuesto, esta vez era diferente; estaba embarazada y aunque creí no estar listo o querer tener un hijo, es cierto lo que dicen que te cambia la vida aun sin conocerlo.
Me retiré en silencio para dormir y ella permaneció feliz revisando en la computadora algunos destinos turísticos para ir de vacaciones. Estaba actuando como si nada pasara, pero al final no me importaba. No discutir con ella era lo importante en ese momento.
Me acosté, pero una llamada de Eros me hizo levantarme de la cama.
―Seguramente quieres verme…
―¿De qué hablas?
No te hagas el inocente, ya sé que lo sabes todo y creo que vas a querer negociar.
―Sí, por supuesto. No dejaré que lastimes a Adriana.
―Entonces te espero.
―¿Qué? ¿ahora?
―Claro, no pienso esperar un segundo más. Nos vemos en la granja en un par de horas.
―